Anoche tuve un sueño y sentí la necesidad de contarlo:
Despertaba en la arena de una playa y el mar era rojo con sabor a hierro.
Después de mirar alrededor y ver infinito comenzó la lluvia verde.
Entraba a un edificio vacío y te encontraba, parada e inmóvil con esa sonrisa extraña.
Yo te hablaba y ningún comentario de vuelta obtenía.
Me acerqué y no pude resistirme, te besé.
Y fue cuando vi que tu sonrisa era una máscara y al caerse dejaba ver tu boca con gesto de tristeza.
Corrí, me alejé a pedir ayuda, grité y grité pero era una playa desierta.
Tanto espacio, tantas horas libres y sin nada que hacer.
Era un desierto con agua imposible de beber.
Horas más tardes al sentir cansancio me recosté y cerré los ojos.
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