Noche de luz de luna
en la que mis pies caminan
y mi boca no dice nada
mientras mis pupilas desnudan
el alma de todas las cosas
que por mis pasos se cruzan.
Almas perdidas
que van, vienen, desfilan,
por rumbos oscuros
en esta noche tranquila.
El silencio pasa a mi lado
suspira a mi oído
y luego me abraza.
Recuerdos vagos
pasan a saludarme de mano
y luego se marchan.
Una soledad inspiradora,
sombras arremedando mis pasos
y mi imaginación de niño
son mis compañeras
en esta noche de ronda.
Esta vez no hay luchas
ni siquiera palabras,
sólo perros ladrando
a este extraño
que pasa rozando sus ocicos
y les saluda.
No existe mi vida,
no existe mi muerte,
no existo yo,
sólo la paz
de esta noche inconclusa.
Que bello es ésto
de alejarse de la realidad
y perderse en la amabilidad
y la calma
que cada noche brinda...
JCEM