En un café
frente a frente
fueron sellando con sus ojos
ambos sentados al mundo
palabras echas eco
vacío echo realidad.
Sus pieles, sus aromas
sus tentaciones
se conocían, se tentaban
y el café solo quedaba frío
olvidando, como quien olvida todo
y dos mundos, dos amplios mundos
que eran sus rostros, sus figuraciones.
La calle sola y abrigada
los observaba
como ambos relamían sus labios
partían sus labios
hasta llegar a la conclusión
de ser y sentirse amados.