Pepe Pnca

8. RELATO

8.

 

MI ROMÁNTICA MUERTE

 

Una vez creí haberme enamorado. Fue hace algunos siglos. Los recuerdos vienen a mi mente como un sueño.

 

Era un baile en una extensa recepción. las doncellas vestían sus pomposos ropajes y los caballeros sus oscuros y refinados trajes.

 

Era todo tan ajeno a mis ojos. De pronto, irrumpió un misterioso hombre en medio de la concurrencia.

 

Yo no lo conocía. Una joven, notando mi evidente confusión, me dijo que era la Muerte disfrazada de tan elegante caballero.

 

Posando en mi su vista, se acercó con lento caminar y me ofreció su mano, invitándome a bailar. Acepté nerviosa. pero no encontré malicia, solo tristeza y resignación.

 

Bailamos toda la noche sin cruzar palabra alguna. El tiempo pareció detenerse. Yo solo quería estar con ese espectro de tan hermosa apariencia.

 

Sentí sus manos recorrer mi piel con etérea pureza. El dulce éxtasis de la agonía me incitaba a entregarme a su suave y sensual encanto.

 

Los primeros rayos del nuevo día furtivos se colaban por los vitrales de la habitación y las notas musicales se fueron volviendo mas pausadas, presagiando su culminación.

 

Se aferró a mi cuerpo con una lagrima resbalando por su mejilla. Bastaba mirar sus ojos para saber lo que pretendía.

 

Una paz inmensa invadió mi alma, devolviendo a mi conciencia la calma que me había sido arrebatada. Sin decir nada, acerco sus labios a los míos, sellándolos en un delicado beso. Al separarse, contemplo mi cuerpo que, entre sus brazos, yacía inerte.