Aquella carta que jamás me enviaste
y que por casualidad te guardaste,
recoge esas ocultas emociones
que vivimos en tantas ocasiones
con el crepitar de nuestras pasiones
y el suave latir de dos corazones.
Aquella tu misteriosa misiva
no sé si a este tiempo sobreviva.
Solo sé que si un día tú me amaste
dejaste todo en oscuros rincones,
demostrando que eras mujer altiva.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela