La vieron padecer de mil maneras
viviendo sus primeras primaveras
Fue una chica laboriosa y audaz
siempre feliz sirviendo a los demás
nunca la vieron rendirse jamás
ni perder su sonrisa en son de paz.
Era aquella su manera de ser
no podía haber otro proceder.
Hoy recorre caminos y praderas
dejando todo el sufrimiento atrás,
graduada de soberana mujer.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela