Recuerdo cuando me mirabas,
recuerdo cuando me besabas,
recuerdo cuando me abrazabas;
recuerdo también las miles de trabas
que ponías para poder encontrarnos,
excusas que yo creía,
cuando, en realidad,
no me querías
ver paseando contigo
hablando del amor,
hablando de la vida,
hablando de familias,
hablando de los libros
que alguna vez hayamos leído,
hablando de lo poco
que tú y yo hemos vivido.
Quisiera ver tus ojos negados,
quisiera tocar tu cuerpo blindado,
tus gustos parecidos a los míos,
tu cabello rojo, cuerdas absolutas
de fuego que me encantaron.
Si me dejas, estoy dispuesto
a mirarte todo el tiempo;
si me dejas, estaré complacido
de caminar contigo en el campo;
si me dejas, estoy dispuesto
a amarte sin condiciones;
si me dejas, estaré complacido
de seguirte en todas direcciones.
Es increíble que esté yo tan loco
como para escribirle poesía
a quién está en un cráneo coco,
a quién jamás me amaría;
si existiera.