¿Por qué no preferí la primavera?
Sabiendo que los días se acortaban,
me fui tras los colores del otoño,
sin flores ni calor. A pura magia.
Pudiendo guarecerme en el estío,
en un sinfín de luz embriagadora.
Atravesando campos de mil flores
con sus multifacéticas corolas.
Detrás de la inclemencia del invierno,
haberme guarecido yo podría,
justificando todas mis quietudes
en frío y brevedad: como sus días.
…pero me enamoré entre barriletes
del viento que pretende darles vida,
y hoy busco con mis brazos extendidos
un mundo de papel y fantasía…
Mi cuerpo: crucecita de madera,
y mi alma sube al cielo. Hacia la vida.
Milián Olt.