¿Y si el romance fuera humo
perdiéndose en las murallas
de una hermosa ciudad?
¿Y si las oraciones,
las vanas respuestas
a preguntas mal hechas,
las canciones sin otro destinatario
que la sinrázón y la duda
danzaran hacia las sombras?
¿Y si los vientos,
los húmedos amaneceres
estuvieran inventados,
y cada día retrocediera a su noche?
¿Y si una cabaña inexistente en mitad del campo
diera albergue a un dios equivocado?
Pero,
¿y si tú,
y si yo
llamáramos a la esperanza
que resuelve todos los matices de las tormentas,
y juntos libráramos lucha contra
ese barco enorme
que nos impide volver?
G.C.
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