Se acerca lentamente como un gran ladrón
Lo sigue un pelotón ineludiblemente;
Empieza en el estómago, se pasa al corazón
Como angustia, obsesión, como un malestar vago;
Te acompaña hasta el lecho, no te deja dormir,
Ansiedad de vivir con herida en el pecho;
Oscura pesadilla, soledad, frenesí,
Pesadez de existir con una aguda astilla;
Luego quieto te quedas, has perdido la fe,
Yo no entiendo el porqué, a tantos males cedas;
Cuando, por fin, despiertas cuán quisieras saber
Por qué siempre caer en mil zanjas abiertas,
En la selva de asfalto, laberinto sin más
La razón hallarás de tanto sobresalto;
Ánima Encadenada somos sin libertad,
Larga cautividad, gente desesperada;
Es títere todo hombre que se hunde en el dolor,
Deja el primer amor y hasta olvida su nombre;
Es un sino fatal vivir bajo presión
Herir el corazón, por servir siempre al mal…