Todo fue, como si cualquier parte de mi cuerpo se conformara con sentir la presencia del suyo… no sabía que excusa inventar para acercarme sigilosamente a sus brazos, para que mi rodilla rozara sutilmente con la suya, para disfrutar de su cálida sonrisa y sentir que solo nos separaban “centímetros”... Era el disfrute de percibir su presencia cautivadora, llena de sonrisas y de atenciones, un continuo explorar de situaciones y reacciones que permitían crear un camino de mi actuar inmediato para con él, perseguir sus ojos hasta poder conectar nuestras miradas y disfrutar de esa conexión efímera que se derrumbaba con una sutil sonrisa, y así cada vez que me lanzaba miradas y sonrisas provocadoras llegaban con éstas la curiosidad de conocer a profundidad el porqué de su actuar coqueto o de paso preguntarme si lo que estaba viviendo era tan solo un invento.
\"En todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita de la ecuación del otro.\"