El alfarero,
de la inerte tierra
arcilla pura tomó,
y con sibilino verbo
a carne viva transmuto.
Con dimensión eterna,
una mente, un corazón
y un espíritu le dio.
De la que fue inerte tierra
un semi-dios creó.
Mas a la tierra volverá
de lo que de ella, ha surgido,
y en lodo quedaremos convertidos
por el lodazal que de esta tierra
hemos hecho.
Hugo Blair M.