Yo no construyo puentes,
pero haría uno para ti,
así tus pies no conocerían el lodo
de la incomprensión,
la injusticia,
el prejuicio ,
el desamor
o la maledicencia,
y si tú me lo permites,
ese puente quisiera ser yo mismo, amada mía.
Sería un puente fuerte y firme
que no se bambolee
con los malos vientos,
te llevaría segura a donde quieras ir,
y si acaso en ese lugar
exista lo que tanto buscas,
no te preocupes por mí,
quizá sea mi destino, consumirme a pausas
con la lluvia de tu olvido,
pero no te aflijas princesa,
en mis días tristes me solazaré
con el recuerdo de haberte servido.