Tantas cosas que decir,
tanto que transmitirles,
tanto que hablar, que sentir,
cosas indescriptibles.
Pues son sus ojos los que ven,
sus manos las que sienten,
sus labios los que quieren,
mas el alma entiende.
El corazón grita hondo,
vuela la voz en el aire,
llega besando profundo,
llega para quedarse.
Es tu boca, con el viento,
amándose a lo lejos,
haciendo el intento,
de darte su reflejo.
Hay voces que solo oyen
los suspiros del alma,
nobles ellas las atienden
con cautela y calma.
Y vuelan las voces, ¡Vuelan!
van en busca de unos besos,
van en busca y con afán,
del amor y sus espejos.