Yo tengo un ojo injerto en mi cerebro
que me busca, me observa y me persigue,
allá donde yo voy siempre me sigue
vetándome si le hago algún requiebro.
Por mucho que lo intento y que me empeño,
sigue atento a lo que hago o lo que escribo,
velando el devenir de lo que vivo
y hasta se hace presente cuando sueño.
Es pesado, obsesivo y persistente,
a mis quejas siempre haciendo caso omiso
replicándome está siempre latente.
Desde aquí ruego yo a mi subconsciente
me libere ya de ese compromiso
y me deje vivir tranquilamente.
©donaciano bueno