Hoy con el silencio que quedo
aullando con viva voz aun
dentro de mi inestable corazón.
Supe que te habías ido.
Te marchaste, te fuiste, dejando
fragancias a humo y viento que
me susurraban anhelantes gritos
en el sólido adviento.
Ahora el tictac del reloj
me acorralo en algún rincón,
dejando a la negación por
algún viejo y profundo callejón.
¿Cuándo la herida duele?
¿Cuándo me fui un muerto sin vida?
¿Cuándo me converti, transforme
y reforme en un alma perdida?
Lo vi con mis propios ojos
y me negué a poder creer,
cayendo hacia abajo
destinada a desaparecer.
Dejaste de creer en mí,
de verme. Y noche a noche me
desvele con entenderte. Abandonándome
a mí misma. En tu sórdido querer.
Tu amor era como nada,
en donde iba se perdía,
mi amor era como todo,
en donde ibas lo tenías.
Eras el sol en un
helado y frio invierno.
Donde tus palabras vacías
tenían a mi alma conmovida.
Fui reclusa de tu amor, por
más de quinientos años
de eras de estaciones floridas,
donde la calidez del sol me envolvía.
La desconfianza en mí, me
términos hablando una vez más
ciegamente sobre ti, acabando
con todas mis emociones.
No es mala idea decir que te
amare pese a cualquier dolor.
Mi dulce destrucción te termino
por entregar mi único corazón
El ayer era solo mi delirio
hoy solo es mi tormento,
ayer mentiras y alegría
hoy solo pruebas y destrucciones.
Vivo en un vacío tan lleno
donde tus dulces besos
se van convirtiendo en
un agridulce veneno.
Te tenia, perdiéndote
todo al mismo tiempo,
puertas que se abrían,
puertos se desvanecian.
Por qué mientras solo
momentos y recuerdos rayados
existan, podre conseguir una
profunda y esperanzada vida.
El adiós para mí nunca
fue una sólida opción
sin embargo he de decir
adiós, adiós amor…