Aquí de nuevo se ha instalado el sauce,
Queda esparcido dentro de mi trecho,
Está inundando mi rima, mi cauce,
Si no me desvisto, me explota el pecho.
No puedo callar lo que grito, por cierto,
Solo me queda una botella y mi capucha,
Se extienden las gotas amargas que vierto,
El destino empuja la querella y mi lucha.
Que la esponja del colchón aguante mi fiasco,
Que la sanguijuela se bebe mi sangre,
Que la sociedad del planeta es un asco,
Que no encuentro miel en ningún enjambre.
Que la salvación es andar vagando,
Para dar la mano y quedarme manco,
Que a veces solo sobrevivo soñando,
Y solo queda mendigar cariño,
y ser franco.
Aún así mi esencia se adueña,
Y con el invierno ya no me sofoco,
Que la circunstancia es la que me enseña,
Que intento seguir, como el que se empeña,
Por entregar mucho y vivir con poco.