Dije al conocerte:
—No voy a enamorarme,
seré como un ave de paso
que no deja huella, ni gusta quedarse.
Mas, con tu agua fresca
cambiaste las cosas
retoñaron las rosas,
y encendiste la yesca.
Tu recuerdo en mi mente anida,
me robas el sueño, me robas la paz,
pero me regalas la vida,
en cada beso que das.
No debo amarte tanto, me dices.
¿Por qué desconfías, amor?
¿Es porque no conociste días felices?
¿O en tus recuerdos solo hay dolor?
Yo te quiero mía, no te anhelo santa,
te quiero radiante princesa de luz,
contigo a mi lado ya nada me espanta
eres carga preciosa, mi liviana cruz.