Ella no tiene ojos
No para mí,
Su piel es tentación,
En mi religión.
Ella sonríe,
Pero no en mi dirección,
Y aquí es donde comienza su reino,
Al borde mismo de mi desesperación.
Yo no tengo palabras,
No para sus oídos,
Mi boca suele llamarla,
Pero es inútil entre tanto ruido.
Yo no tengo esas manos,
No de esas que pueden tocarla,
Está lejos de todo
Y siento que no hay modo.
Dar el primer paso suele funcionar
Pero el camino se cierra tras su espalda,
Y ella me mira con desdén
Dice que no espera a ningún tren.