Sobre sus confines
se perdió la noche,
se fue en terciopelo
y confusa bruma.
Sobre sus confines
se esconde la noche;
¡A ciegas el alma,
a ciegas la luna!.
El hambre inventa menesteres,
el frío improvisa un verso.
Y no aflojan las estrellas,
y la esquina esta dormida;
las niñas ya saludan
a la muerte tibia,
al hechizo profundo.
Y no aflojan los segundos
que hoy visten de sangre.
Unas cucarachas ebrias sobre tacones
charlan con los grillos atados de celofán:
¡Cantan mis silencios!
¡Gritan mis secretos!
y caen sobre el muro retorcido
cual pálpito interrumpido en mi pecho.