Ahora sé que no me perdonarás,
eres de palabra y ya me lo dijiste,
con todas sus letras ...
¡No te perdono!.
Las palabras quedan para siempre,
en el alma cuando son importantes.
Cuando el que las dice,
nos es más valioso que la vida misma.
Todos cometemos errores,
a veces por decisiones propias,
y en otras por circunstancias de la vida y el momento.
Son lecciones que de mil formas diferentes,
todos tenemos que pasar,
como parte del aprendizaje de la vida,
para madurar y saber valorar todo lo que tenemos.
Lo que nos hace sufrir y ser parte del precio,
para que nosotros seamos,
es ver a esos seres que amamos,
justo en el momento en que cometen estos errores.
La paz interior no es fácil de conseguir y más difícil es mantenerla.