Quisiera esfumarme entre mis letras y poder llegar a donde voz no llega. Donde el verbo es aún niño, pudiéndolo acariciar, haciéndolo dormir, reposar, en sábanas blancas, puras cual piel de hermoso armiño.
Quisiera vivir en mis letras, convertidas todas éstas, en caricias o saetas. Voz melódica de trovador o fuerte de un profeta. Pasivo riachuelo que poco a poco hace su surco en el duro suelo o cascada impetuosa en medio de la selva tortuosa.
Es mi escribir lugar de mi existir.
Un mundo fantasioso, amplio, sin reservas, sustancioso.
Una realidad que punge en mi costado, abriendo una herida en mi corazón sensible y enamorado, de la cual brotan prosas, poemas, versos engalanados.
Una necesidad, un deseo profundo, de plasmar en mi pequeño mundo, nobles y puros sentimientos, esos que en lo íntimo siento, con un solo anhelo, alzar noble vuelo pudiendo dulcemente planear, perdiéndome en el amplio cielo.
Escribir es el puro aire que me mantiene con vida, manjar suculento, abundante comida. Es libertad que me convierte en potro salvaje, sin brida.
Manantial de aguas tranquilas, donde floto sigiloso, dejándome llevar de su caudal silencioso.
Mis letras son suaves, dóciles cual arcilla, toman forma en mis manos, esa forma fuerte, pero sencilla, con luz propia, esa luz pura que brilla.
En fin, para mí, el vivir es escribir como el escribir es vivir.
Cuando la dulce muerte bese mis húmedos labios, quisiera que me encuentre entre letras reposando, con el corazón siempre amando, sin otra pretensión que el escribir y en mis letras continuar mi existir.
(DERECHO DE AUTOR. SAFE CREATIVE safecreative.org)