EN LOS JARDINES DEL VIENTO
No sé qué vientos llamaron
en la noche del silencio,
ni sé qué rayo de luna
ha quemado mi sendero,
ni quién marchitó el aire.
ni quién disecó mis sueños,
ni quién las amadas aguas
donde bebían mis besos.
Vosotros me habéis herido,
¿y por qué me lo habéis hecho,
sabiendo que yo os amo
hasta el fin del universo?
No hay para mi reposo
ni quietud ni aposento,
sólo llanto y esclavitud
y sombras de cementerios.
Era esta la sed de ti
donde me ahogo y fenezco?
Y muero por construirte
un blanco y místico templo,
un altar donde adorarte
tus bellísimos ojos verdes,
los latidos de mi corazón
debajo de tus cabellos.
Sabes bien cuánto te quiero;
dicen que amar es dulce,
dicen que amar es bello
y que por amor se mata,
y que por amor hay sueños
y que se llega a pensar
en llegar hasta los cielos.
Oh, que locura la mía,
y que gloria la que siento,
cómo vuelo por tus valles,
con mis estelas de fuego;
pues no sabes lo que sufro,
ni sabes cuánto padezco,
ni sabes, oh cielo mío,
cuán grande es mi tormento.
Escóndeme por tus valles,
envuélveme con tus vientos,
por detrás de tu memoria,
en el cráter de tus senos,
o en la cueva de tu boca...
y así me curas a besos.