Etéreos, rosados, heridos
de espuma y grana...
mi alma soñaba con besar
tus anacarados labios
de tibia nata enclaustrada,
la tarde...
se deshace silente,
en las atalayas del alma
y mi abatido corazón
entre tibias caricias,
y lacerado en su dolor...
melancólicamente
se desangra.
Silencios ocultos...
en los acantilados heridos,
de mi alma enamorada.