Observando a los árboles ,
me di cuenta , que ellos se
saben acariciar , aprovechan
el impulso que el viento
les obsequia .
Fascinado con su movimiento ,
he quedado , sus ramas se acercan ,
se cruzan entre si , y los que están
cerca también lo hacen , se unen
provocando una caricia en el mirar ,
de los que se detienen un momento ,
y se gozan con el entorno natural .
Así , estaba esta tarde , sonreía con
mucho respeto , al descubrir , que
ese vaivén , se parece al nuestro ,
cuando nos unimos a nuestra pareja .
Que gloriosa sabiduría , ese movimiento
en toda la creación .