Caminando un buen día
Por la senda de siempre,
A mi amigo Eliseo,
Le mordió una serpiente.
Era muy venenosa,
Pues nació en mala cuna,
Y por eso, a mi amigo,
Sin vergüenza ninguna,
Le inyectó su veneno,
A traición, por la espalda,
Como suelen hacerlo
Todos los que se arrastran.
Y mi amigo Eliseo,
Que no suele quejarse,
Del camino de siempre,
Hoy decide apartarse.
Hay pena en el camino,
Porque un buen caminante,
Uno de los mejores,
Sin un ruido, elegante,
Ya no nos acompaña,
Ya no va por delante,
Pues como un caballero,
Nos dejó su talante.
Y nos deja aquí expuestos,
A sus acompañantes,
Al frío, a la intemperie,
A bichos acechantes.
Mayo de 2015
Jose Cruz Sainz