Ayer en el espejo, me encontré con lo que menos esperaba
no me crucé ni por un momento
con la mirada de esos viejos trastos de fría porcelana
ni por un instante me topé con la sonrisa socarrona
lanzándome sus muecas desdibujadas por la almohada
ni señales de añejas amistades entre ombligo y camanance.
Por vez primera rebosaba una frescura afrodisiaca
una cóncavo aroma neonato a primavera
nada de mí/nada not non
ni una gota, ni una pizca/ni lluvia ni tierra
tan solo ausencia, satisfecha ausencia
infinita palidez que opacaba las esquinas
¡de mí no nada, ni nada de nada!
El cordial reflejo tan solo de una nada sin mí
una nada de fugaz totalidad, de sólida transparencia
que sin serlo todo carecía de casi nada
que aunque fuese nada parecía serlo todo
¡nada! ni de mí, ni yo ni conmigo
voluptuosa disidencia ante el todo
que encontré ayer en el espejo
por la mañana
cuando no esperaba ver más
que mi mirada