Solo fuiste una extraña penitencia,
una endiosada silueta en la bruma;
fuiste el anunciado adiós de la noche,
una burlesca espera amotinada.
Solo fuiste un secreto revelado,
un grito liberado en débil canto;
fuiste mi oscuro manto de locura,
la amarga promesa bajo la lluvia.
Solo fuiste la voz que me rodeaba,
el incierto saludo de los días;
fuiste un cálido sueño ennegrecido,
el viento que llevóse mis sentidos.