\"La vida es tribunal sin esperanza/ donde no puedes apelar sentencia./ Por odiarme puedes alegar venganza,/ por amarme… sólo demencia\".
¡Cuántas locuras escribirás!, me dijiste,
es que la locura en lo que escribo existe
y de repente me suelto y así la expreso.
Hablo de tu cuerpo o de mí cuerpo acaso,
de cómo tu piel necesita ya de un abrazo
y de cómo mi boca desea robarte un beso.
¡Cuántas locuras! Y tienes razón, es cierto,
cuando se ama así con el corazón abierto
la locura aparece a la vuelta de la esquina.
Mezclando sensaciones tan inigualables
nos declaramos por igual ambos culpables
y nos encanta sentir esta culpa tan divina.
Loco soy, camisa de fuerza que me pongan,
pero quienes lo hagan que nunca supongan
que tu cordura es real y para nada aparente.
Si de tus pensamientos fuera alguien testigo
y te vieran haciendo el amor feliz conmigo,
notarían cuánta demencia hay en tu mente.
Demencia llena de deseos como es la mía,
una locura de amor mezclada con valentía,
aderezada con gotas de irresistible tentación.
Tú una demente que me ama lento, en calma,
yo un loco que quiere soñar que besa tu alma
y aún tiene fuerzas para robarse tu corazón.
Un manicomio pidamos pues para nosotros,
si nos vieran yo te puedo asegurar que otros
desearían un lugar similar para poder amarse.
Si quienes nos critican porque nos amamos
llegaran a percibir cuánto ambos lo disfrutamos,
estoy muy seguro de que vendrían a disculparse.
Porque amor como el que sentimos... muy pocos
se atreven a expresarlo por temor a parecer locos,
como si la locura fuese indigna de un amor eterno.
Amar como amamos es hoy nuestro mayor anhelo,
que no venga nadie a ofrecernos un supuesto cielo
si descubrimos que está lleno de locos el infierno.
Poema original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
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Twitter: @poreros
Publicado el 22/5/2015
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