Un canto suave
suelta el ave
junto a su nido.
De pronto sale,
gira en el aire
y da un chillido.
En la aciaga tarde
se entristece el paisaje
por un tronido.
Un canto grave
da ahora el ave,
lo han herido.
No hace falta que hable,
ya todos saben
lo que ha sucedido.
-------------
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela