Vuelvo de surcar el mar con mi humilde barquilla
Para poder encontrar peces en mi redecilla
Y Dios tan maravilloso ha llenado mi morral
Para darle a mi familia quizás algo más que pan.
Pongo suerte semejante en mi callada ventana
Y allí se queda colgada la esperanza y hasta el pan
Pues los que quieren comprar, peces en mi propia ensarta
No tienen en sus bolsillos ni recuerdo que contar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar
Hoy la venta ha sido mala, mañana mejorará
Pues Dios por mucho que aprieta
Nunca me ha llegado a ahogar.