Habla el necio enceguecido, Cerrado como una ostra,
Vive firme en lo que cree, Y quiere sanar su costra,
Él da su punto de vista, sin escuchar los demás,
Y aunque cualquiera le insista, sigue en su postura tenaz.
Aquel solamente tiene una respuesta para todo,
Una mirada, una lectura, una verdad, solo a su modo.
Hay que dejar que el necio pelee solo,
Hay que dejar que siga tropezando.
Incorregible, Inaprensible, Inevitable, Inexorable,
Un arma de doble filo es su sable.
Quizás es hora de que agudice sus sentidos,
Quizás es tiempo de que aclare lo oscurecido.
Sigue el necio caminando en círculos,
Aunque sé que es posible una metamorfosis,
Una sobredosis de verdad y desorgullo,
Esa esperanza de que escuche el murmullo,
De que el ángel bueno, le gane al demonio,
Y en el testimonio se le abran los ojos,
Y el corazón.