bonifacio

Ella y mi lengua

Llamaron a la puerta y nadie contestaba

golpearon y golpearon preguntando por ella

de improviso se abrió de pronto y gloriosamente allí estaba

mi soldado bien enhiesto

pero sin mi voluptuosa lengua.

 

¿Dónde se encontraba?

 

¿Bajo las estrellas?

 

Nada de eso

mi lengua era un suceso en tu piel su huella

se fue dejando impreso los besos de su hoguera

en tus montes de Venus

y al pie de tu verbena

(que me gusta esta palabra

referida a tu entrepierna).

 

Tan dulces y tan tiernas

tan graciosamente atentas

las alas de tu fragua

tan a la medida de mi lengua

se encontraban

juntas como perlas.

 

Como gemías  aquella noche.

 

Bajo esa hermosa luna llena.

 

Dorada.

 

 

No era habida mi lengua.

 

.-¿Quién la buscaba?

 

Ella.

 

Ahora quiere que el soldado goce en su taberna.

 

Antes de ir a la guerra.

 

Para ganarla y perderla.

 

Para gozarla.

A ella.