Piensen maduros y ancianos
en el mundo que vivimos
tan nocivo,
y en aquel de cuando enanos
que fácil nos divertimos
tan creativo.
De madera las espadas
Caperucita era honesta
e inocente ,
soñábamos con las hadas
bailábamos en la fiesta
bien caliente.
Con suerte tocabas tetas
y algún besillo furtivo
bien armado,
ahora van tocando teclas
y son del móvil cautivo
desolado.
O son los tiempos falaces
o me estoy haciendo viejo
y algo tonto,
mas al quitarme ropajes
hay dureza en el pellejo
¡Venid pronto!
.