Frente a los ventanales de mis ojos,
te desvistes/ suave, delicada, transparente/
mientras mis manos, te observan de reojo
y se ahogan… los gemidos de tu mente.
Me pierdo en el contorno de tu silueta,
en el horizonte de tus montañas/
mas despierto; en el eclipsar de tus mañanas,
sediento del mar/ que habita tu mirada quieta.
Te vistes con sonrisas del cálido rocío,
y guardas la caricia/ del pétalo aventurero,
que entreteje en tu cabello, un lucero mañanero
y en el jardín de tus caderas, la noche apareció.
Con pinceles de colores, la luna delineó/
el menguante de tu boca, que observo
cuando mis besos/ descubren de tu piel el níveo
y escucho de tus manos, el silencio perfecto.
Marcando un tic-tac, que fluye a raudales/
por el renuente palpitar, de nuestras sombras/
formando en paredes de cristales, las obras;
haciendo de tu cuerpo/ el rio de mis caudales.