Me miro en el espejo de tus ojos,
Y alcanzo a ver un desteñido rostro,
La inmensa ingravidez de mis antojos, ...
Turbias y amargas lucen cual abrojos.
No alcanzo a penetrar en tus pupilas
Para llegar ansioso al corazón,
Rocas inmensas obstruyen el camino,
De tus soles queridos, del perdón.
Mi error mas grave fue que al tu partir,
No invocara al Dios tlaloc a detenerte,
Para que ríos brotaran de sus fuentes,
Impidiendo tu huida y mi sufrir.
Bendita hubiera sido la mañana
En que inmensa la alborada me ofreciera,
Tener entre algodones la quimera
De estrecharte en mis brazos dulce amada.
Hoy que surgen rosas en primavera,
El pequeño jardín de mis amores,
Triste está, ya no me brinda flores,
Se mueren al brotar, aunque no quiera.