La Peculiaridad de Lito
En un valle lejos en las afueras de Gura, cercano a las praderas de Joyo, vivía muy feliz Lito. Lito era un campesino que se dedicaba a la cosecha de café y azúcar en la Hacienda de Los Juárez. Él vivía muy contento y feliz al lado de Dalo otro campesino que cultivaba cañas de azúcar en la isla de Haca. Lito, no tenía esposa ni hijos; solo, con su trabajo y su jacal. Él, en su choza se prepara a trabajar de madrugada hasta que un día el hacendado y muy rico le dice que la cosecha estaba muy buena para la importación y exportación. Hasta que un dia la lluvia destruyó toda la riqueza de los Juarez. Lito era capaz de hacer magia, tenía una peculiaridad y en sus zapatos tenía los pies de atleta que habia trabajado tanto en la Hacienda de Los Juarez. Conoce, en la finca del amigo de Concho, que así, se llamaba el hacendado de Los Juárez, a una princesa como él se acostumbró a llamar en la hacienda de Los Kanai. Era una muchacha débil y pálida como la tez de su piel. Cuando de repente Lito se quedó sin trabajo en la Hacienda de Los Juarez. Cogió sus trapos y se fue a trabajar a la Hacienda de Los Kanai. Él nunca abandonó su jacalito, sino que prosiguió y caminó y caminó hasta conseguir lo que en años se debía que la vida le diera la oportunidad de tener y para siempre.
Un dia en el valle de Gura, habia una pocita que le llamaban la Gurita del Hocico del Tigre. Esa pocita tenía miles de leyendas, pero, él nunca creyó en ninguna. Hasta que un dia, trabajando cerca de la Gurita, se hizo un eco muy fuerte en toda la pocita. Él estaba solo, y se acercó a observar. De repente, salió fuego del cielo como presagiando algo maravilloso entre él y su Dios. Y el humo del fuego fue apagando su visión y cayó de rodillas, hasta que el destino zucumbió en un trance trascendental entre el cielo, Lito, Dios y la Gurita del Hocico del Tigre. No era un tigre ni las leyendas fastuosas e indelebles que se habían hecho acerca de la Gurita.
Llego la noche y Lito, hablaba diferentes lenguas como lo dice en la Biblia, era una situación apocalíptica, como presagiando lo que era un futuro cercano entre las dos Haciendas. Lito con su peculiaridad en los pies, corrió tanto por el valle de Gura que le llamaban el correcaminos veloz, nunca se cansó de correr y correr y todos maravillados por sus dotes de atleta le obsequiaban cosas. No terminó de agradecer a su Dios que en esa Gurita del Hocico del Tigre, en una misteriosa visita como relámpago, Lito, como una incógnita y sin dilema fuera tan agraciado de obtener un milagro en sus pies. Se acercó a la Hacienda los Kanai, y les ofreció su labor como de costumbre, pero, quedó complacido con volver a trabajar con ellos. Los Kanai, una hacienda dedicada al cultivo del café y la azúcar para la década de los 20, se convirtió en la Hacienda más productiva para la comarca de la isla de Haca.
Lito, tenía en su jacal una cotorra que llamaba Paco, y en su tiempo de ocio solo le quedaba hablar con la cotorra que muy dulcemente le contestaba y lo llamaba Lito, por su nombre. Llega el mes de agosto y como siempre es época de tempestades, tormenta y huracanes. Y, él sabe que sólo es un tiempo en que la cosecha ya está recolectada y recogida a tiempo. Lito, se acerca, otra vez, a la Gurita del Hocico del Tigre con la única intención de saber quién le habló la vez pasada con un grito ensordecedor que como eco quedó penetrado en el cielo como fuego clandestino y fugaz. Esta vez se adentró a la pocita y lo que vió no es sólo lo que decía la leyenda. Eran unos pies colgando del techo de la Gurita del Hocico del Tigre. Y se asustó al ver esos pies colgando y vio que era un sortilegio como un colmillo de elefante que se usaba para la suerte, como un dije. Y la peculiaridad de Lito se convirtio en su eximio por saber que seria un corredor de primera en la próxima celebración de Pista y Campo que se avecina en la isla de Haca. Lito, grito igual y velozmente como lo hacía aquella voz dentro de la pocita de la Gurita del Hocico del Tigre, y se acercó más y se adentró y vió y supo que la leyenda que decían en la isla de Haca era cierto, menos la última parte, del que entre a la Gurita del Hocico del Tigre no salía vivo. Él presintió una fuerte resaca en su pecho y en sus pies una fuerza extra universal. Que no debía de ser dolor, lo confundió con un achaque por tanto trabajar. Lito, era un campesino no tan viejo no tan joven, pero el amor nunco encontró, ni en la princesa de Los Kanai, ni en otra campesina.
Llegó la noche y él siente como una fuerza universal, ir hasta la pocita de la Gurita del Hocico del Tigre, y exageradamente se encuentra que los pies ya no estaban colgando del techo. Ya se habían transformado en sus pies de atleta nuevo, como su sueño de perseguir cuando era niño. Y de camino a su jacal, se encuentra con un viejo muy sabio que le dice, \"Lito, tus zapatos se ven cómodos para caminar\". Lito, le devuelve la mirada y se queda pensativo, va a su jacal y se recuerda del viejo, y se dice para él, son cómodos. Y sí, eran cómodos, pero, no era en sus zapatos los que debió de fijarse el viejo sino en sus pies. Unos pies con fuerza, con decreto y con certeza de plantar en el suelo. Él seguía trabajando con los Kanai, en su naturaleza de campesino honesto y responsable. Pero, algo le llamaba cada vez que se acercaba a la Gurita del Hocico del Tigre. Un torrente de lluvia de secretos de alguien muy sabio que debió de haber dejado dentro de la pocita.
Y, tampoco, era un tigre como decía la leyenda, La leyenda era esta: Un dia, un atleta de la cuarta temporada viajó al sureste de África a tomar unas vacaciones y lo atacó un tigre en medio de la selva que fue como turista a disfrutar de las playas de África. Y se quedó su corazón tan enamorado de una campesina, que frecuentaban el lugar para enamorarse, y dejó sus pies intactos como era su sueño de saber que un día sería campeón de Pista y Campo de la temporada nueva. Y el que entrara a la pocita no volvia a salir con pies ni vivo. La leyenda fallo en algo, se decía Lito, que él entró y salió más fuerte y con sus pies y con vida.
Llega el tiempo de la carrera, el corredor número seis, comienza a prepararse para su gran entrada triunfal y correr por la pista. Pero, sus pies fallan y no es que haya dejado sus pies en la pista, sino que, la Gurita del Hocico del Tigre los tiene ahora colgados, otra vez, en el techo. Él se sienta a meditar y recuerda lo que le dijo el viejo de sus zapatos, que eran cómodos para caminar. Se cambia sus zapatos por aquellos de esa noche, y se da de cuenta que sus pies son fuertes, y con mucha sensación que tenía sus pies en sus pies. Lito, corre y corre y como el refrán viejo que dice, \"no corren mucho los de alante que los de atrás corren más\", Y Lito, inicia la carrera y culmina en campeón de la cuarta temporada, como era el sueño real de aquél atleta.
Lito, visita por última vez, la Gurita del Hocico del Tigre, y nota que los pies estaban de nuevo colgados del techo. Y se da de cuenta que nunca salió de la Gurita del Hocico del Tigre…..