Plegaria de una herida.
¡Oh! Borrascas,
este gorrión herido
con sus abruptos flancos,
volatilizarse ya de prisa
hacia la odiosa soledad;
que al cicatrizar su herida,
en un lejano nido sin espinas
con gallardía le recuerde el efluvio
de un beso de las malvas
¡Oh! ¡Níveos recuerdos en la agreste mar!
y bogue como negra barca
de roto batelero
entre las blancas olas
a posar su beso y nardo
en la prieta piel
de un encanto de los mares
¡Ay! piel ajena y sin caleta,
derrama ya tu miel y tus azahares
en este gorrión sin sombra
y malherido;
detén el golpe del tormento
de una lágrima,
que parió
el silencio de una ingrata...
19-05-15
Autor: Santos Castro Checa
Mallares – Perú
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