Quiero recorrerte toda
sin descuidos ni descansos,
desde el perfume de tu pelo,
hasta la suavidad de tus pies,
quiero que seas mía,
solamente mía divina mujer,
quiero emborracharme
con el aroma de tu piel,
quiero volar hasta el cielo
aferrado a tu corazón,
y decirle gracias a Dios,
por tanto amor,
en tus cálidos pechos
anidan mis excitados deseos,
eres lluvia de jazmines,
y naranjos en flor,
estrella lejana
que habita mi alma,
deliciosa y roja fruta,
fundadora del amor,
pureza desde el comienzo
hasta el final,
no quedará un lugar,
sin caricias recibir,
bendición que un día,
llego a mi corazón,
y se quedó a vivir,
voy a recorrerte toda,
sin descuidos ni descansos,
de punta a punta,
albor de mi vida,
mi bella señora.
Víctor Bustos Solavagione