Donaciano Bueno

El tuercebotas

Yo que nací en las llanuras de Castilla,

de sed sedientas y de horizontes fríos,

entre pastizales y páramos baldíos

en donde el águila anida o la abubilla,

desde el Duero, que soñando va en la orilla,

ahora el viento me arrastra hacia levante,

¿quién le hubiera presagiado a este emigrante

que el agua le iba llegar a su mejilla!

 

Tuvieron que trascurrir más de treinta años

para que aquellos pinares de su infancia,

-esa tamuja tan fresca, la fragancia

de la resina y de ovejas los rebaños-

convirtieran a este yermo castellano

con sus chopos retozando en la ribera,

de naranjos y palmeras prisionera,

¡quién se lo hubiera predicho a este villano!

 

Ahora amante de los dos acompañantes

a sus ansias de volar pone el sombrero

y quisiera declarar que ambos les quiero

tan distintos uno de otro y tan distantes.

Hoy, el paisaje plagado de gaviotas

funde un soplo de nostalgia en la memoria,

¿quién le iba a decir al escribir su historia

que el mar pondría un final al tuercebotas?

 

©donaciano bueno