Me levanto con la idea de vivir en armonía,
Pido a Dios que me conceda: comprensión, sabiduría;
Sin embargo, nunca falta que alguien trate de abusar,
Y mi buena intención, me parece abandonar;
Salgo bien de tal aprieto y sigo por mi camino,
Al Señor, humilde rezo, no complique mi destino;
Llega de él la estupidez, torpe me empieza a humillar
Y otra vez por defenderme, no me puedo más callar;
Y así me paso la vida, queriendo vivir tranquilo,
Pero los otros prefieren, de la espada, agudo filo;
No cabe duda yo pienso, reina el mal y la mentira,
Nunca falta algún demonio que te prepara la pira;
Y con ya tantas caídas, sigo herido por la senda,
Harto de contradicciones sin que nadie me comprenda;
Al fin terminó este día, trato todo de olvidar:
Descansar tranquilamente, para volver a empezar…