De mis fantasías
te haces eterna,
cuando posas
tu dedo en mi boca,
signo del silencio eterno
pugna del horizonte
cuando partes en primavera,
porque pienso en ti
libélula desconsolada,
porque extraño tu sonrisa
que demuda a la luna desolada,
De mi noche, y mi deseo,
ansío en delirio
la gota de ámbar,
el suave elixir,
un embriagante sortilegio
del placer entre romeros
y orquídeas, del lupanar
en los Campos Elíseos,
porque pienso en ti
manantial ancestral,
porque llenas de tu aroma
mi inagotable fantasear.