Cae el sueño y cae la noche,
como cae el desconsuelo
de la tierra de mi adentro,
del ver el andar vacío,
como el cantar sin sonido.
De las palabras que de amor oigo,
en el amar que he amado, y amo
en consuelo de haberlo sentido.
No todo el que quiere amar,
puede escuchar su latido,
porque a veces retrae en si mismo
sentimientos como cielos,
del detrás como del delante de destino.
Cae el sueño y cae la noche,
en desconsuelo de no haber amado
en silencio de calle,
del oscurecido cielo.
Como las estrellas
claman su luz de luna
en el vagar de nubes entre estelas,
encareciendo el camino del dolor injusto,
por antepasadas de cargas,
retractadas y empobrecidas
por las liturgias retraídas
y pintadas sin colores,
del amanecer de amores...
Cae el sueño y me rindo entre la noche
como entre luz la oscuridad
se rinde entre callares,
de crepúsculos de amaneceres.
Que después de tiempos
entreteniendo lugares,
levanta de ilusión,
por el camino de decepción.
El que a veces nos cambia,
pero empuja a ese destino a coger,
no por la fama, si no por la palabra
a seguirla, la que nos inspira
y alza en vuelo del adentro desnudo.
El que esparce verdades, amores,
como tiempos entreteniéndonos de aceres,
a veces por un puesto fijo de calle,
puesto único fijo es el del amor andante,
el del amor viviente, entre caminos crecientes,
de nosotros mismos como del mundo,
cuando trasmitimos la palabra
y el corazón en su verdad,
sea en escritura como en andadura,
de nuestro corto como largo pasar de vida…
Autora:Lucía Pastor
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