Alexander Vortice

BILLETES DE ESPERMA

Me conocí en un restaurante en el que la sopa

no se llevaba bien con el ajo ni la pimienta.

Las muertes -todas ellas- eran un menoscabo situado

en la salida de emergencia. Me conocí con llaves sin cerrojos

y billetes de esperma.

Repaso la incógnita del ron añejo

y el indecente enigma de las bofetadas que detonan

prototipos de sostenes y bragas de seda.

 

Me conocí en un restaurante con grilletes, tenedores

y hedores de martirio. Hoy confío en lo mío,

quizás,  un lugar lejos de la nocturnidad,

tranquilamente, en silencio…

 

Entretanto reembolso mis compromisos

con billetes de esperma.