Hoy que salí a nuestro jardín,
el rosal preguntó por tí,
disimulando la pena de mi corazón
le respondí que hoy no te ví.
¡Cuánto extraño tu presencia!
¡cuánto extraño mi rosal!
sé que mucho he fallado
al dejar todo atrás.
¡Mira y huele mis bellas rosas!
que le he preparado a tu amada,
para que sus suaves manos
y su voz calmada,
las sienta y se le
impregne el alma.
Ella es mi alma,
ella es mi dueña,
mi existencia y mi esencia sueñan,
cada día por su mucho candor
y cuidados...
¡llámala...!
dile que la extraño.*
Estoy tan arrepentida,
quisiera volver a empezar,
ustedes son mi vida,
no los volveré a dejar.
Querido rosal del jardín,
la verdad te voy a decir,
ella partió ayer
y nunca más va a estar aquí,
en soledad hemos quedado.
¡Cómo olvidar los momentos
que pasamos en el jardín!
teniendo al rosal de testigo
y tú haciéndome feliz.
Y todas esas rosas exquisitas
que depositabas en mí,
parecía que en mi vida
nunca iba a sufrir.
No te culpo si morir quieres,
pues eso también lo deseo,
abrazado a ti,
con tus espinas lacerando mi cuerpo...
y tu aroma matando.
Tú necesitas mis besos,
yo te necesito a ti...
el rosal quiere vernos juntos,
déjame volver a ti.
ANDRES ROMO MEDRANO.*
YOLANDA BARRY.