El amor es nato, nadie nos enseña su contexto, todos somos víctimas y producto de su grandeza desde el momento que nacemos, desde el momento en que existimos.
Hoy lo conozco de una forma diferente a su sabor y tacto, es inmenso es intenso, mayor al radiante astro que nos alumbra en su divinidad ardiente.
Algún día pensé que ya no se podía amar más, y no es así; siempre se puede más por increíble que parezca; amor chiquito de tiernas manos, mis ojos lloran por ti, mi corazón canta y mi espíritu se llena de un aroma a hierva buena, porque en tu pequeño rostro de tierna esperanza, yace la sonrisa y divinidad de la sangre que corre por tus venas.
Me quedo sin razonamiento alguno, vivo estoy, vivo me siento; hay veces que me disuelvo en el aire y me pierdo en el río de sus aguas dulces y coloridas de vida para estar muy impregnado a ti.
Vivo estoy, vivo me siento como la naturaleza y sus anchos ríos que albergan la dicha de la flor, la perpetuidad de la piedra y el fulgor de las aves; que dichoso soy, que dichoso me encuentro.
Soy el ser más afortunado que existe sobre la faz de la tierra, gracias a tu llegada y bendita existencia.
En ti vivirá la más grande expresión de dos seres enamorados que un día soñamos con tu infinita presencia, que es la conducta más bella del amor, porque cuando de amor se trata y en el amor se vive, existen los mas bellos milagros.
Marc Téllez González.