Hoy pretendo demostrar a mis lectores,
si es que alguno aún me sigue, aún retengo,
que aunque viejo soy y muchos años tengo
yo en mi infancia oí cantar a ruiseñores,
a ovejas balar, silbar a los pastores.
Y que conviví con cerdos y gallinas,
con los patos, con caballos y conejos
Y que además de yo ahora dar consejos
bellotas yo recogi de las encinas.
y en los pinos yo aspiré de sus resinas.
Que fui andando como puta por rastrojo
a la caza por los surcos de perdices
¡qué inocencia la de aquellos aprendices!
éramos como polluelos en remojo
al albur de inofensivos trampantojos.
Era mi estancia cual una granja escuela
en la que de todos el mas bicho era yo
jugando con la peonza o al yo-yó,
agarrado a las faldas de mi abuela
o en las noches atizando la candela.
¡Dónde queda ya el famoso pelargón*
que nos ayudaba a engullir mas energías!
Hoy, bebés, sueñan con las tecnologías
el whatsapp, la tableta, el mobil y el aifón
¡a la infancia le han robado el corazón!
©donaciano bueno