Se licuaba la tarde
muy despacio,
entre hojas de loto
y enardecidos...
claveles esmaltados,
mis ojos besaban
muy despacio,
y en la distancia...
tu tímido labio
de lirio apasionado,
la tarde muere en silencio,
en los gélidos lagos de mi alma
y en acordes de tibio espliego
y jazmínes anacarados...
la tarde muere silente,
mecida en su silencio...
por enardecidos trigos,
y enternecidos...
corales enclaustrados.
AUTOR: JOSÉ ANTONIO PANIAGUA MARTÍNEZ.