Las suaves ondas y espirales
del humo de mi incienso
se van entrelazando
con mis pensamientos;
se tornan invisibles
en su infinito viaje al cielo
con fragancia de poesía
se elevan al firmamento.
Abrázalas Dios mío
que allí mi amor te ofrendo,
ya no me queda más,
es todo lo que tengo.