Entre bellas cosas
Tú y tu nombre y Piazolla revolcándose en el suelo. Como un enfermo de muerte, proclamando la belleza de la vida.
Eres el cielo que se quiebra en el pozo de un asfalto.
El último cabello de la hembra más hermosa del mundo.
Mi lamento, el epílogo de mi llanto.
La vértebra que sostiene mi tristeza
y la colma de sueños.
Como la huella dactilar de un ciego
sobre la cabeza de su madre.
Y todo el mundo acostumbrado
a hablar del amor
como si fuera un clero alzado
entre los pobres.
Y todo el mundo acostumbrado,
a hablar del amor,
con su cabeza sorda
con el melodrama de la vida
circunscrita en el primer beso.
Eres la metáfora del amor
de cenizas que quiebran la luna
y marcan,
el fin de una entelequia.
Mi corazón
mi corazón tiene a un hombre arrodillado
que me sostiene en lo alto
y sigue esperando
tocar, por primera vez
mi mano.